domingo, 19 de junio de 2011

Discordia.

Tú destruiste mi parte fuerte y me tocó hacer frente a la soledad. Soledad ocultada tras los muros de mi fachada preferida... Vivir la vida a base de realidades desde que casi aprendes a caminar, te hace darte cuenta de tantas cosas que luego terminas amargándote. Y así estoy, soy una chica de diecisiete años amargada. ¡Viva! [/ironía]
Jamás podré olvidar lo que te he amado y lo que sigo echándote de menos. Es que es... imaginarme cada día sin ti y vuelvo a llorar, sin parar. Imaginaos cómo he llorado si me acuerdo cada día durante dos años. Nunca habrá nadie para mí que se parezca a ti, nunca y, pese a que no nos hablamos ni nos mencionamos e ignoramos nuestra existencia, tengo que reconocer aunque me cueste decirlo que eres la persona que voy amar más siempre. Te ganaste ese derecho al ser mi primer amor. Derecho que resultó ser... casi una maldición pero yo de aquella creía en que lo imposible podía ser posible si se intentaba. Me equivoqué por aquel entonces, fue un error de los millones que tuve.
Intenté odiarte, lo juro que lo intenté. Intenté olvidarte pero hasta hace un mes no dejé de echarte tantísimo de menos. Es un progreso para mí no recordarte más de una vez al día... Intenté con todas las fuerzas con las que me dejaste, ser capaz de alejarme de ti y de todo lo que sentía. Intenté hacerme entender que tú nunca habías hecho tanto por mí como yo creía y aunque fuese cierto, la voz de mi corazón sigue siendo mil veces más fuerte que la de mi cabeza.
Prefiero morirme antes que seguir aquí, lamentándome por intentar ser algo que nunca voy a ser.
Jamás voy a olvidarte y cuanto más asumo este hecho tan jodidamente claro, más me autodestruyo. Jamás voy a olvidar el 23 de Agosto del 2009, el 12 de Diciembre del 2009, el 5 de Marzo del 2010 y el 17 de Julio del 2010. Jamás voy a olvidar la razón por la que he empezado a viciarme a la marca de tabacoBlack Devil. Jamás voy a olvidar el día que me arrancaste el alma con las palabras más duras que alguien me ha dicho nunca. Tal vez tú seas mi muerte o mi razón para vivir, según se mire.
Verdugo o no, no tengo cabeza porque me la arranqué para no pensar más. Pensar me hacía daño pero ahora me hace daño aquello que me hace latir.
¿Por qué la felicidad cuesta tanto? Por más que trato de correr, ella es más rápida y nunca la alcanzo...
Me hiciste tanto daño que decir tu nombre en voz alta (hasta escribirlo) me ahoga. Es ese agujero negro que siento ahora cada vez que respiro cuando estoy en esos días. Esos días que me deprimo, que te echo de menos.
Me como palabras al mencionarte pero es que tú destruiste mi parte buena y desde entonces, ya no soy la de antes. Acabaste conmigo pero también me enseñaste cosas.
Me pregunto tantísimas veces qué hubiera sido de mí si no te hubiese conocido. También me pregunto qué sería de mí ahora si tú y yo siguiéramos en la misma dirección.
No pienso escribirte más porque me duele hasta teclear en tu nombre...
Mátame o déjame vivir de una vez por todas.
Eliana, sigo esperando a que te apetezca dejarme libre. No soy un pájaro porque nunca podré volar pero aunque sea, déjame salir de tu jaula... Ya llevo mucho tiempo ahí.


Discordia.

(Del lat. discordĭa).

1. f. Oposición, desavenencia de voluntades u opiniones.

domingo, 12 de junio de 2011

Fear.


12 de Junio, 5:17 am.
Me muero de miedo. Y aquí estoy a las 5:20 de la am, preguntándome porque soy tan idiota. Intento nadar al fondo del océano aún sabiendo que me voy a quedar sin oxígeno. Suicida.
Tiemblo y lloro como si tuviese tres años. Aún con la música a todo volumen en mí, las voces no cesan. Me están volviendo loca. Me apetece levantarme de la cama, abrir la puerta e irme con mis pantalones cortos y camiseta de tirantes del pijama y largarme fuera. Prefiero que me coma el frío antes que seguir quedándome sin aire. Creía que podía, me veía capaz pero... Yo no soy tan buena nadadora. Ojalá tuviese aletas, como ese chico que ha llegado al fondo, para contemplar el final del mar.
Quiero escribir eternamente, hasta que sea el mediodía, para olvidarme así de que sigo tirando de un ancla que pesa demasiado. Quiero sumergirme y encontrar el tesoro en las palabras, la perla de la concha. Ojalá fuese yo una concha y tuviese algo valioso dentro. ¿Qué voy a tener yo? Si no sé ni nadar como es debido. Asco.
Querida ancla, sé que me llevas a lo más profundo de tus aguas saladas, donde hasta un laberinto se vuelve fácil; pero yo... Me ahogaré. Ya noto cómo el corazón late de manera irregular. Ojalá... Yo fuese eso que necesitas para que puedas aferrarte fuerte. Pero no, si ni mis lágrimas son saladas. Navegué durante mucho tiempo por la superficie, donde tú (desde el fondo), te movías con facilidad.
Mi barco se ha hundido y como capitán, debo de quedarme en él. Las olas me golpeaban y me hundían, no me dio tiempo a coger una bocanada de aire... Todo sucedió muy deprisa. Tú pasaste de contemplarme desde abajo y yo desde arriba; ahora yo estoy en tus dominios. Puedes hacerme lo que quieras, Ancla. Me agarré a ti en un intento desesperado de aferrarme a algo, algo que me parecía (me parece) jodidamente especial... Pero el algo que escogí tal vez pese demasiado. Si yo no tuviese que sujetar tanto... Yo tal vez, podría flotar contigo, dejarme llevar. Tal vez, podría hasta convertirte en sirena.
Pero me falta un ojo, tengo una pata de palo y estaba acostumbrada a que trabajasen mis grumetes por mí. No era nada entonces y menos ahora que ni nadar sé hacia la superficie. Patético.
Tengo mucho que aprender pero tal vez ya sea tarde porque ya... Me ahogo.
Ancla yo te quiero y no pienso soltarte nunca por el simple hecho de que, me permitiste que me agarrara a ti. Pero entendería que prefieras a alguien con aletas, alguien que nade contigo por el amplio océano de la vida. Yo nado como nadaría un gato que odia el agua. Así que, si necesitas que me suelte, sólo dilo... No hace falta que me lleves al final para que yo me quede sin mi maldito oxígeno y quite mis brazos de tus ganchos para volver a respirar porque, antes morirme.
Porque me gustas mucho, Ancla. Me más que me gustas. Así que, intentaré quedarme contigo hasta que mis ojos se cierren o hasta que mi alma de corsario sea capaz de quitarte el óxido y transformarte de nuevo en aquella chica de la que me enamoré.
PD: sigo escuchando cómo esas voces me llaman... Pero pienso quedarme despierta a esperar, a escuchar cómo mueren. Lo harán o eso espero, eso necesito...

12 de junio, 7:55 am.
Y sigo sin poder dormir. Todo es cuestión de... Fuerza. Fuerza que ya no tengo.
Mientras esas lágrimas dulces que mencioné anteriormente, se deslizan como un aguacero por
mis mejillas y canto las canciones tristes que mi iPhone decide mostrarme; oigo sus risas. Ante todo no son celos, no soy de esa clase de gente, es miedo. El miedo que mencioné antes... Ese miedo a que mi ancla me diga: "prefiero que me sueltes, el chico con aletas nada mejor que tú y además, él ya ha llegado al fondo mil veces más rápido que hubieras llegado tú. No es por ti, es por mí".
. . .
Sé que esas no serán las palabras utilizadas pero, dentro de poco, me tocará escuchar algo parecido y entonces, sí que me ahogaré. No hará falta agua.
Perdóname si todos los textos que voy a poner aquí pueden llegar a herirte o a molestarte pero es que es como una especie de... Confesión o tal vez, un desahogo tras una noche en vela. Quién sabe... Ni siquiera yo lo sé.
Si es que cuanto más pasa el tiempo, más siento que puede cumplirse la idea de nuestro (mi) fin.
Creo que estoy dándotelo todo, Ancla, pero estoy viendo que eso no es suficiente, no sirve una puta mierda. Como yo.
Ojalá tuviese el valor de cambiar, de cambiarte, de cambiarme. Pero soy una falsa y una cobarde como bien dijo alguien que ni se merece ser recordado aquí. ¡Qué razón tenía, joder!
Ya no estoy tan triste como antes pero ahora me encuentro como más melancólica... Me siento como cuando era niña y me enteré de que los Reyes Magos no existían. Se me rompieron las ilusiones y desde entonces, Navidad para mí nunca será lo mismo. Esto es parecido y esto es lo que me está ahogando... No poder darte lo que me pides porque no soy lo suficientemente buena para dártelo, Ancla.
Me gustaría darte todo lo que tenga al alcance de las manos... Es más, te lo daría más que encantada por sacarte una sonrisa. Lo que no puedo hacer es darte la Luna, por mucho que adoraría ofrecértela, yo no sé volar ni todas esas cosas que merecen la pena en una persona. Pero puedo tratar de esforzarme por intentarlo aunque parezca que me quedo sentada mirando el cielo, a la nada.
Si mirase el cielo... Querría que tú lo mirases conmigo.
Quiero tantas cosas... Pero últimamente no se me ocurre ninguna que no tenga un "tú" junto a mi "yo".
Miedo, tengo tanto miedo que me quita de dormir. Tengo tanto miedo que podría cagarme encima. Tengo tanto miedo de perderte que me cierra los pulmones y me oprime el pecho.
PD: Recuerda, Ancla, lo que te dije que te había hecho... Ahora me parece imbécil por mi parte hacer esa clase de cosas estúpidas. Pena, doy pena...

12 de Junio, 8:41 am.
Las voces siguen... Me están matando.

12 de Junio, 8:49 am.
Ya sólo se oye el cabo de los pájaros... Hay sólo silencio pero este momento de "tranquilidad" es el que más me preocupa. Es como morir pero puede que peor; porque morir en este momento se plantea demasiado deseable y bonito. Al menos así, no tendría que escuchar esta nada...

12 de Junio, 21:27.
Llámame imbécil, llámame borde pero yo sólo trato de hacerte entrar en razón. Yo no te desprecio, ni considero que hago algo mal, ni tampoco menosprecio tus sentimientos ni opiniones... Pero que te respete no quiere decir que nunca vaya a decirte aquellas cosas que yo considero que son verdad. No pienso que tu verdad no sea verdad ni que mi verdad sea la única, trato de abrirte la vista para que no veas por un solo ojo. Puede que yo me pasara con las palabras pero me he sentido dolida y es más, aún lo sigo estando, pero de todos modos te pido perdón por la dureza de mis opiniones. Opiniones que no valoras.
Tampoco me río de ti,me preocupo por ti.

12 de Junio, 21:46.
Darle cuerda a un yoyó... Al alejarlo, se supone que llega a ti y si no lo hace, alguien ha cortado la cuerda...
Tu cuerda...
Mi ancla...
Nuestro algo...

-- Desde Mi iPhone.

Ubicación:Carretera de Madrid-Asturias,Siero,España

miércoles, 8 de junio de 2011

Trust.

Las conversaciones telefónicas últimamente terminan siendo más profundas para mí que anteriormente. Antes, sólo era una voz através de un aparato vacío, una cáscara de plástico, pero las cosas cambian y yo con ellas.
Tras una hora escuchando una charla filosófica con mi tío, he de destacar una parte que me marcó de nuestro diálogo (que resultó ser casi un monólogo porque yo no soy de hablar demasiado). El pedazo era algo así:
-Hace un tiempo, cuando estudiaba en el colegio, en clase de Literatura nos enseñaron una fábula que me hizo tal cómo soy ahora. Creo que fue de esa clase de cosas que te quedan en la cabeza sin necesidad de estudiarla bien porque te gustan o porque te han llamado la atención. Decía algo así:
"Érase una vez un niño y una madre. Ambos se querían profundamente y cada uno le enseñaba a otro cosas totalmente distintas, tanto de pequeños como de mayores. Un día, la mamá decidió darle una lección sobre la vida al niño. Le pidió que se subiera encima de la mesa de la cocina y su hijo, confundido, obedeció. Ella lo miró, viéndolo que estaba en un lugar alto, observando que desde ahí paracía ser grande, entonces abrió su brazos y dijo:
-Salta, niño de mis ojos, que yo te cogeré.
Este, salta con inocencia produciendo una risa infantil creyendo que es sólo un juego. La desgracia viene después cuando su madre, no lo aferra y él se cae al suelo. Llorando por la fuerza del golpe, el niño receloso y dolido le pregunta:
-¿Por qué no me has agarrado, mamá?
-Para que así aprendas, que no te puedes fiar ni de tu madre-le respondió ella".

miércoles, 1 de junio de 2011

You're the fire.


You're the Sun and I'm so close to you. You burnt me but I wanted it 'cause I need you in my dreams, darling. I need your bonfire for my camp heart.

Déjame en mi propio fuego; el que se creó esta noche junto a las recientes quemaduras de perderte, de que te alejes de mí. Yo soy la Tierra y tú eres el centro de mi Sistema Solar. Necesito tu calor y tu vida para yo así pueda vivir. No sé qué pasaría si yo me saliese de tu órbita pero si que sé qué pasaría si tú salieras de la mía: me congelaría de melancolía.
Déjame contarte que pese a que sea todo capas, tengo un núcleo de lava dentro de mí. Esperando, esperándote. Échale la culpa a la capa de ozono pero yo sé que es todo cosa del Efecto Invernadero; que me calienta por dentro pero que sigo fría a simple vista.
No es todo lo que parece. A veces hay que dar más de una vuelta sobre tu propio eje para darte cuenta de que nada es lo que es a simple vista.
Pero dejemos la ciencia a un lado y hablemos de algo que se escapa de la ciencia: tú y yo. ¿Cómo algo tan grande y brillante como tú pudo hacer vida en algo tan pequeño y terciario? ¿Por qué decidiste posar tu estrella en mí? Sin conocer las respuestas, sólo puedo decirte que me dan igual. Tampoco me importa declarar que como Tierra, yo amo al Sol. Mi Sol.




#13.