martes, 17 de abril de 2012

Acrobacia conmigo misma.

Para misma:
"Hoy tengo algo que narrarte.. Hoy tengo abatido el alma, hoy sentí caer la lluvia... Me abandoné al tiempo, me estremecí, dejé que cayeran las gotas de lluvia por mi rostro cansado. Permitiendo mezclarse con el brotar de mis permanentes y cristalinas lágrimas de algodón. Sedante, afable y sin dificultades para resurgir dentro de mi ser.




Esos gemidos que las hacen elevarse, ascender del más puro sentimiento de arraigo...Ternura.
Hoy tengo algo que contarte y no estás. Hoy mis ojos no te miran, mi voz no te refiere, mi sentido no te inquiere. No te olvido y te anhelo para existir. Vivo sin tu presencia, tu presencia ya no me envuelve entre tinieblas y miel.
Se vuelve negra tu mirada en mi retina, y sueño en mi laguna de añoranza y delirio; cual si fueras puro espejismo del pasado.
Mis ojos ya no te miran, mi sentido ya no te busca; no hay estrella en tu mirada.. ni amanecer en mi sonrisa.
Hoy tengo algo que contarte y como siempre, no estás... Me perdí y no me encuentro.
Nunca fui herida por otra espada que no fuese mía. La misma mano que anudó mi corbata, ahorcó mis sueños: mi mano.
Mi ser me causó varios problemas y ninguna solución.
Tanto acostumbré hacerme daño
que ahora, gentil conmigo, reconciliada, ingrávida parece que habito fuera de mi cuerpo y mi cuerpo cae, felizmente, vacío de mí...
Una luz al final del pensamiento, el miedo y el temor de fracasar en cada intento, saber, ver y sentir el sol en un amanecer irrepetible, descubrir la inquietud de no entender nada, incluso sabiendo de lo que se trata.
Imponerte todo y a todos, caerte mil veces al suelo y levantarte con más fuerza, ir en contradirección de la envidia, cerrar los ojos y volar en compañía del viento, escuchar y descifrar las palabras que dicta tu intuición, no dejarte nada por hacer en el día de hoy, y saber que cada segundo cuenta para cumplir tu sueño.
Ser confidente de la luna aunque las estrellas esten de testigos, ver el horizonte al final de Nunca Jamás, esa sensación de ser hombre y niño a la vez.
Envejecer teniendo más proyectos de futuro que recuerdos del pasado, soñar despierto y vivir durmiendo.
No conformarse e intentar vivir mas experiencias que por las que por derecho a uno le corresponden.
Porque lo imposible no existe, lo imposible se destruye y nace la ilusión. Y si crees, y aunque te llegue el final, esbozas una sonrisa con el valor y el convencimiento de que no siempre es punto y final, también existe, el punto y seguido....
No te enfades con el tiempo, enfádate conmigo por hacerlo tan difícil, que el tiempo solo quiere engañarte. Sólo confía en el destino.
A veces pensaste que fue una decisión acertada. Te sentiste orgullosa de haberla tomado. La mayoría, sin embargo, no fue así.
Deseaste una y mil veces, volver atrás y poder enmendar tus errores pasados, anhelaste sostener aquel rostro que te dejó ir, escupir esas palabras que enterraste en lo más profundo de tu alma, callar las que derrochaste para acabar no diciendo nada.
Escogiste un camino, y escogiste mal; y en el transcurso de las horas en que comenzabas a entenderlo, te fuiste adentrando, inexorablemente, en bifurcaciones erróneas. Las miserables extremidades de un tronco inseguro, impotente, indeciso, cobarde.
Y de cada uno de esos ramales nacieron problemas, desgracias, reveses. Y alguna que otra flor surgió, algunas tomaron la belleza de la vida y la madurez del tiempo, otras murieron sin apenas llegar a germinar.
Entregaste el mérito de tu logros a los brazos del azar, y cargaste con la culpa del curso natural sobre tus hombros. Lo hiciste todo al revés. Cuando la mayoría de tus derrotas se debieron desde el comienzo, a que acabaron mucho antes de empezar. Casi todas tus frustradas sendas empezaban y acababan en tus pies inertes.
Y te consumía callar lo que te hubiera dado tiempo, pero continuabas callada. Y te lamentabas por decir lo que te alejaba de lo que querías, pero lo seguías diciendo. Y acariciabas el viento, que al igual que los demás, se iba como había llegado. A veces incluso, del mismo modo. Con un portazo.
Maldecías al cielo no poder volver atrás y escoger el camino adecuado. Implorabas de rodillas que hubiera un dios, sólo para poder decirle a la cara que no existe. Que no creías en él. Que no lo necesitabas. Pero rezabas al llegar de noche a casa, cuando oías pasos que te acosaban en la oscuridad. “Si hubiera ido por otra calle...”´-pensabas-, Y rezabas para encontrarla al abrir la puerta del salón- que tu mismo cerrabas al irte para al volver poder creerlo de nuevo-. Y de nuevo rezabas, para poder de nuevo volver atrás.
Escogiste un camino. Alguna vez. A veces fue bien y otras no. Pero la mayoría de las veces ni siquiera lo intentaste, no hiciste equipaje. Tenías la responsabilidad de tomar tus decisiones. Tenías la posibilidad de equivocarte, la oportunidad de aprender, la capacidad de rectificar, y el don de perdonarte. Tenías por encima de todo, el deber de ser feliz. La obligación de vivir tu vida.
Naturalmente.
¿A qué esperas? ¡Camina!
Todo comienza con una chispa al igual que todo lo importante en esta vida, un breve encendido que quema la sangre de la máquina. Al instante comienza un baile sincronizado con un ritmo que rápidamente se trasmite a mis venas. Estoy lista, sólo hay que enganchar el joven corazón con sus fuertes extremidades, engrana.
Al frente, solo camino, ningún obstáculo, el viento de frente y el horizonte como meta. Suelta, que nada te impida avanzar, libéralo de su prisión. Pisa, aumenta el ritmo, excítalo, haz que aumente el ritmo hasta que sea un baile acelerado, que gire como nunca. ¡Libéralo! Transmite toda esa energía que lleva dentro y haz que vuele.
Ya está, solo queda disfrutar. Atrás solo quedó un poco de humo y acciones pasadas, nada que influya ahora. Simplemente existe el presente (cambia) siéntete libre (acelera) olvídate de todo lo malo y siéntete feliz (continúa).
Para solo cuando deje de fluir el carburante de tus venas pero ni cuando eso suceda te detengas.
La vida… El curso de la vida sigue, el reloj nunca se detiene aunque tú te quedes estancada en el mismo lugar, las manillas del reloj siempre se moverán segundo a segundo aunque tu cuerpo sea prisionero de tu mente y no tenga noción de la realidad.
¿De qué te sirve estar ahí sentado esperando a que te pasen las cosas buenas? ¿De qué te sirve quejarte todo el tiempo y no mover un un solo dedo para arreglar las cosas? ¿De qué te sirve maldecir, gritar, discutir, pelear, de que te sirve sacar todo lo malo de ti?
Dime, quiero que me respondas ¿de qué te sirve lastimarte de esa manera?
Y sabes que ella es uno de tus motivos y de tus sueños… No es tu pasado. Es más: presente.
Estoy tan perturbada con tu mirada, soy adicta a tus labios.
Todo lo mágico al igual que con un coche comienza por una chispa que te hace vibrar. Esa sensación te recorre todo el cuerpo hasta que un impulso hace que toda esa energía que tienes dentro se libere. Es ahí cuando te sientes bien, solo necesitas encontrar la chispa de la vida y dejar todo ese humo atrás.
Yo encontré lo que me hace vibrar, ¿y tú?
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