domingo, 29 de agosto de 2010

Fine again.


Cuánto me alegra sentir esto al fin. Es un alivio respirar profundamente tras una larga pausa sin tomar aliento. Tras mucho tiempo peleándome con todo para que las cosas se arreglaran, lo han hecho. Sin previo aviso cuando yo ya me había sucumbido a ellas. No de la manera que esperaba. Sólo que cada problema, desembocó en un punto no perfecto pero que me hace feliz saber que existe, que está ahí. Se acabaron las lágrimas, los días amargos, las peleas y el tan familiar sentimiento de culpabilidad.
Ahora ya puedo sonreír sin pensar en cosas malas. Sé que siguen ahí porque siempre han estado pero ya no me preocupan tanto. He aprendido a saber qué pensar y cuándo hacerlo. Y cuando río, pienso en lo que me ha hecho hacerlo y el sonido que sale de mí, es feliz. Porque sencillamente, así me siento en ese preciso momento.
Y no hay nada más hermoso que estar con aquellos a quienes amas, rodeada de mierda, mirando al cielo que por fin es azul; y pensando, y carcajeándose de lo ridícula que puede llegar a ser la vida.

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