
El mundo es grande pero es todo parecido, tan vacío y rutinario. Lleno de corazones rotos y mudos, como el mío, ansiosos porque algo vaya bien o mal con total de salir de esta monotomía tan letal.
¿Por qué nadie dice nada?
¿Por qué no cambian esta normalidad?
Todos, con la boca cosida, incapaces de hablar; callados, sin importarles ya lo que pueda pasar.
Y yo la peor de ellos, llamadme si queréis Miss Nothing, me da igual. Ahogada y sin aire, sin poder respirar... Colgando de un hilo. Muda en el presente, atemorizada por el futuro y asfixiada por los recuerdos. Gran actriz, como siempre, capaz de poner un velo ante el Diablo y llevarse bien con él. No lo hago por placer, es lógico, si no porque es un encargo, un favor, una promesa...
Y esa promesa es una fina cuerda, pequeña y débil que puede lanzarme al vacio. Ya no me importa nada más que eso, saber si se rompe o no.
Ojalá pudiera gritarlo, ojalá dejara de martirizarme la cabeza, ojalá pudiera quitarme la mano de la boca y decirlo bien alto. Pero lo prometido es deuda y no quiero que corten la soga así que...
Shh... Silence.
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