Hoy es un día extraño... Quiero escribir pero al ver el folio en blanco, mi mente se ha quedado igual. Llevo semanas pensando en qué iba hablar en esta entrada y ya lo tenía decidido pero ahora, supongo que mi tema elegido se ha ido a la mierda por dejarlo pasar. Hubiera sido perfecto, me había pasado noches enteras en vela componiendo, escribiendo, creando... Pero bueno, ahora mi esfuerzo llega tarde y pese a que estoy satisfecha con el resultado, puede tirarse a la basura. YA NO SIRVE. Fue demasiado tarde pero bueno, eso es otra historia.
sábado, 31 de julio de 2010
All.
Hoy es un día extraño... Quiero escribir pero al ver el folio en blanco, mi mente se ha quedado igual. Llevo semanas pensando en qué iba hablar en esta entrada y ya lo tenía decidido pero ahora, supongo que mi tema elegido se ha ido a la mierda por dejarlo pasar. Hubiera sido perfecto, me había pasado noches enteras en vela componiendo, escribiendo, creando... Pero bueno, ahora mi esfuerzo llega tarde y pese a que estoy satisfecha con el resultado, puede tirarse a la basura. YA NO SIRVE. Fue demasiado tarde pero bueno, eso es otra historia.
viernes, 16 de julio de 2010
Let's go!
Ahora es todo como una carrera donde lanzan la señal y gritan:
No tengo nada que ganar o eso creo pero sí que perder pero la cuestión es que, cuando un atleta se mueve a la velocidad del viento, no tiene de qué arrepentirse porque está haciendo lo que más le gusta.
jueves, 8 de julio de 2010
Primeras ráfagas de entendimiento propio.
Lo único bueno que tiene estar lejos de todo es que pareces reflexionar más. Siempre he dicho que es mejor no pensar porque cuando nos paramos a hacerlo, es para tomar decisiones sobre consecuencias tristes.
Ahora me di cuenta de que pensar es bueno y tras muchas charlas conmigo misma, me he dado cuenta de cosas:
-La primera de todas es que por muy fuerte que parezca, siempre necesito a alguien. Alguien que me ayude, me abra los ojos, me consuele, me haga reír… Es contradictorio porque yo soy (o creo serlo) una persona independiente. Aunque sí que es cierto que me gusta estar sola en ocasiones, sería muy duro para mí una soledad a largo plazo. Soy una persona dependiente que a veces le gusta estar consigo misma.
-La segunda es que vivo con algo que no soy yo. Soy como plastilina que se amolda en todos los sitios para encajar. Pero ser plastilina me hace blanda, manejable y con el tiempo, desgastada. Temo al rechazo pero he llegado a pensar que prefiero estar sola antes que rodeada de gente que quiera a una personalidad distinta a la que tengo yo realmente. Sería vivir una gran mentira. Soy una persona que convive con el miedo día a día.
-La tercera es mi casi absoluta obsesión de ser alguien especial, la mejor. Ni siquiera sé muy bien por qué se debe esto, mi constante intento de destacar. Mi familia me enseñó siempre a ser absolutamente la primera en todo, para que así ellos se sintieran orgullosos y yo también. Antes cantaba en público pero dejé de hacerlo cuando me dijeron que lo hacía mejor mi hermana. Más tarde, comencé a dibujar pero en seguida me di cuenta de que había gente mil veces mejor que yo. Después toqué la guitarra y aunque la música es mi vida, he dejado de componer porque siento que no sirve de nada. Y aunque me cueste aceptarlo, aunque me haya prometido años atrás aportar más de un grano de arena a la enorme duna de la humanidad, sé que es imposible porque yo soy una chica corriente. No soy un genio, no se me da bien la música ni las artes y tampoco las matemáticas. Soy un resultado de la suma de los productos que mis padres aportaron a su gusto.
-La cuarta es que tengo que dejar de intentar de no cometer errores, de hacer mi propio bien y no el de los demás o nunca seré feliz. Siempre creí que el bien ajeno, sería motivo de alegría para mi también y aunque a veces es así, en otras siento que voy en contra de lo que yo necesitaba hacer. Olvidaré el "deber hacer"
-La quinta es que cada cosa va en su lugar, cada oveja con su pareja. Es imposible resolver un problema de corazón con la cabeza, como bien me han dicho. Todo esto se debe al cuarto punto dado que todo va relacionado. La mente sería el "deber hacer"
Ahora que ya sé estas cinco cosas, tal vez esté más cerca de poder quitarme esa máscara que yo siempre he sabido que estaba ahí pero que nunca fui capaz de arrancarme porque no había sido yo quien la dejó ahí hace tantos años atrás. Si es que ya es hora de quitarse la armadura porque no se vive constantemente en guerra. Es tiempo de encontrar un lugar al que yo pertenezca realmente.
viernes, 2 de julio de 2010
Quién eres.
La pregunta es: ¿Quién eres tú para ti?
Sí, lo has entendido. No te estoy preguntando, ¿quién eres tú para los demás?, sino ¿quién eres tú para ti mismo?
Supongo que si te pregunto acerca de ¿quién eres tú para los demás?, encontrarás con bastante facilidad una respuesta, sobre todo si concretamos aún más esta pregunta. Por ejemplo, si te preguntas ¿quién eres tú para tu pareja? ¿quién eres tú para cada uno de tus hijos? ¿quién eres tú para tu padre? ¿quién eres tú para tu madre? ¿quién eres tú para cada uno de tus hermanos? ¿quién eres tú para cada uno de tus amigos?; seguro que se te ocurre una respuesta para cada una de estas preguntas.
Pero, ¿tienes una respuesta a la pregunta de quién eres tú para ti?
Si no la tienes, pregúntate ¿por qué no la tengo? Probablemente estás viviendo hacia fuera mucho más que hacia adentro; es decir tu preocupación de vida, incluso del sentido de tu vida, está en manos de los demás y no en la tuya.
Entonces, ¿qué vida estás viviendo? ¿La tuya o la que los demás esperan de ti?
En este último caso, pregúntate acerca de ¿cuántas vidas estás viviendo? ¿Una para tu pareja; otra para tu padre y otra para tu madre; otra para tus hijos; otra para tus hermanos y otra para tus amigos? Estaremos de acuerdo en señalar que cada uno de ellos espera de ti algo distinto por lo que es evidente que tú no puedes contentarlos a todos, y por la misma razón, tampoco estás contentando a ninguno de ellos en particular.
Pero lo peor no es esto. Lo peor es que, al estar viviendo las vidas que los demás esperan de ti, la única vida que no vives es la tuya, y sin vivir la tuya no hay vida. Hay escenario, teatro, personajes, tipos de trama, escenas que no pueden ser auténticas y, al final se va el público y cuando te quedas sólo, finalizada tu actuación, no hay otra cosa que un gran vacío.
Es el vacío de tu alma que siempre está ahí, esperando que un día te acuerdes de ella para mostrarte tu auténtico poder.
Tu alma es tu esencia, es decir tu "auténtico yo". Es el único lugar en el que eres tú mismo, con absoluta independencia respecto de los demás, y curiosamente mientras por primera vez alcanzas esa independencia, experimentas también por primera vez tu unión con todo: no solo con todos los demás sino también con todo lo creado, con la naturaleza entera, porque la misma divinidad que está en tu alma se halla en todo lo que te rodea, y por eso te sientes uno con todo el Universo.
Entonces dime una cosa: ¿cuántas vidas y cuántos personajes representas a diario? ¿Cómo te sientes al finalizar cada una de tus actuaciones? ¿Quién eres?¿Eres ese esposo(a) o amante; o este otro? ¿Eres ese padre o madre; o este otro? ¿Eres es hijo(a) o este otro? ¿Eres ese hermano(a) o este otro? ¿Eres ese amigo(a) o este otro?
¿Te has parado a pensar en la energía que derrochas a diario en cada una de tus actuaciones? ¿Cómo crees que la canalizas si tras tanto esfuerzo nunca estás satisfecho? ¿Qué pasaría si fueras fiel a ti mismo? ¿Qué pasaría si estuvieras en tu propia esencia? ¿Crees que si fueras tú mismo gastarías tanta energía? ¿Cómo crees que la canalizarías y aprovecharías si consiguieras ser tú mismo?
Permíteme ponerte un ejemplo: pensemos en un atleta olímpico especialista en la distancia de 1.500 metros, con grandes posibilidades de medalla de oro. ¿Crees que ese atleta tendría alguna posibilidad de medalla si tuviera que competir en la final olímpica de 100 metros? ¿No estaríamos de acuerdo en pronosticar que en la final olímpica de 100 metros, ese atleta seguramente llegaría el último?
Es curioso. En este ejemplo todo consiste en correr para llegar a una meta pero aún contando para ello con uno de los mejores atletas del mundo sólo se obtendrá el mejor resultado si dicho atleta se alínea con su propia esencia. Es evidente que la esencia de ese atleta en concreto está en la carrera de media o larga distancia pero no en la de sprint, por lo que no estar en su esencia le excluye de toda posibilidad y además le impide disfrutar de la carrera, que es lo más importante, porque sólo cuando disfrutamos podemos ganar.
Entonces, ¿qué tipo de atleta eres tú? ¿Cuál es tu esencia? ¿Qué te hace disfrutar? ¿Qué te pone? Si se tratara de un trabajo, ¿qué trabajo te gusta tanto que podrías hacerlo gratis?
¿Cuál es tu verdadera naturaleza? ¿Qué es lo que fluye en ti sin ninguna resistencia? ¿Qué te levantaría todas las mañanas con una enorme sonrisa?
Quizá todas estas preguntas te ayuden a contestarte la pregunta de ¿quién eres tú para ti?
Y te adelanto una cosa: cuando encuentres tu respuesta lo sabrás. Simplemente lo sabrás. Ya no habrá más dudas. Porque cuando estás en tu esencia eres tu propio director de orquesta dirigiendo toda la música que hay en ti, compuesta de todas las notas que componen el Universo; música que ha estado siempre dentro de ti, esperando tu batuta para ser tocada.
Tu música es tu esencia y siempre ha estado en tu interior provista de la más absoluta paciencia, consciente de que debe esperar a ser descubierta por ti para ser tocada. Ella está ahí para ti pero tienes que mirar hacia adentro para encontrarla.
Descubrir tu esencia no tiene límite de edad. Ocurre cuando ocurre y esa magia, sigue siendo magia, aunque lo consigas con ochenta años de edad.
Pero, ¿para qué esperar?
Pues eso, que debo saber quien soy. Os recomiendo también que todos lo hagais, no es sencillo vivir con una máscara.